El gerente general de la Asociación de Industriales de Antofagasta (AIA) destaca que uno de sus grandes aportes de A.I.A a la propuesta de ASDIT será su experiencia de 76 años de desarrollo productivo y sustentabilidad del sector minero industrial en la región, agrupando a grandes compañías mineras; industriales; y energéticas transnacionales, así como a pymes proveedoras de servicios especializados. Esto configura una plataforma de encuentro entre organizaciones de distinta complejidad, que se relacionan a través de un encadenamiento productivo de alcance regional, nacional e internacional.
“El ITL significará un cambio de paradigma que podría alcanzar todos los niveles de convivencia y calidad de vida en la zona norte del país, propiciando una transición energética de peso internacional, dadas las singulares condiciones ambientales y productivas del territorio”, asegura Fernando Cortez, gerente general de la Asociación de Industriales de Antofagasta (AIA), organismo que forma parte del Consorcio ASDIT en su postulación al Instituto de Tecnologías Limpias.
En esta misma línea, Cortez destaca que ASDIT concibe a la zona norte y a la región de Antofagasta como un laboratorio natural único para consolidar sectores estratégicos de la sociedad actual: una minería sostenible de cobre, litio, molibdeno, cobalto y otros minerales; la energía solar, el recurso hídrico; y el hidrógeno verde como un combustible del futuro. “Esto implica que las regiones involucradas verán fortalecido su ecosistema local, requiriendo y desarrollando una nueva infraestructura de apoyo a la innovación e investigación, así como nuevos perfiles profesionales y técnicos, lo cual tendrá un gran impacto en el desarrollo de nuevas empresas, capital humano y empleo”.
Asimismo, resalta el tema de la colaboración como uno de los valores estratégicos de ASDIT. “Buscamos una articulación transversal de los actores del ecosistema, particularmente con las empresas, la enseñanza, los emprendedores y las comunidades”.
En esta entrevista Fernando nos cuenta más detalles de la propuesta de ASDIT y el aporte de la AIA en este consorcio.
¿Cuáles son las fortalezas de ASDIT para postular al ITL?
La primera fortaleza a destacar es la participación, como entidades mandantes, de más de 200 empresas con presencia en la zona norte de Chile, a través de la Asociación de Industriales de Antofagasta (AIA), así como con la Universidad de Antofagasta (UA) y la Universidad Católica del Norte (UCN), garantizando la articulación de actores propios del área de impacto e influencia del futuro Instituto de Tecnologías Limpias (ITL). Por otro lado, la participación de otras nueve universidades nacionales; dos centros internacionales de investigación como el Commonwealth Scientific and Industrial Research Organization (CSIRO), y la Fundación Fraunhofer Chile Research; además de casi 40 entidades asociadas de todo el mundo, permiten otorgarle a ASDIT una versatilidad, y una dilatada experiencia local y global, así como una composición heterogénea que da cuenta de la multiplicidad de desafíos del centro: desarrollo social; minería sustentable y de bajas emisiones; desarrollo del sector energético y combustibles solares; y la consolidación de la cadena de valor del hidrógeno.
¿Cuál es el aporte que entrega la AIA al consorcio?
La AIA tiene una experiencia de 76 años de desarrollo productivo y sustentabilidad del sector minero industrial, agrupando a grandes compañías mineras; industriales; y energéticas transnacionales, así como a pymes proveedoras de servicios especializados, las que ascienden al 60% de su composición. Lo anterior configura un punto de encuentro entre organizaciones de distinta complejidad, que se relacionan a través de un encadenamiento productivo de alcance regional, nacional e internacional. Bajo esa misma lógica destacan entre sus proyectos más significativos el Sistema de Calificación de Empresas Proveedoras (SICEP), y la Exhibición Internacional de Tecnologías e Innovaciones para la Industria Minera y Energética, Exponor. Ambas iniciativas con más de veinte años de desarrollo.
Este bagaje, su experiencia en la ejecución de proyectos con subsidio CORFO por más de $1.500 millones; y su participación en los directorios de instituciones articuladoras del mundo público-privado, hacen de la AIA un gremio de amplia influencia, lo que además le ha permitido ejercer como entidad coordinadora de dos Acuerdos de Producción Limpia (APL) en la ciudad de Antofagasta.
El círculo virtuoso de vinculación entre las empresas y la comunidad se completa con la creación de los Colegios Técnicos Industriales Don Bosco en Antofagasta y Calama, aplicando un modelo educativo basado en el desarrollo de capital humano con una potente ligazón con la industria. Por último, el gremio desarrolla un Plan Estratégico de Educación Inicial (PEDEI), programa social focalizado en la primera infancia, el cual cuenta con un programa de formación para educadoras y técnicos de párvulos y un programa de apadrinamientos a jardines de las 9 de la región. Todo lo anterior convierte a la AIA en una institución regional/nacional competente en la tarea propuesta, lo cual se confirma en su liderazgo inicial en el impulso de ASDIT desde el corazón de la industria minera (cobre, litio, entre otros) y energética.
¿Qué esperan de este instituto para el futuro de la región de Antofagasta?
Para ASDIT, el ITL significará un cambio de paradigma que podría alcanzar todos los niveles de convivencia y calidad de vida en la región de Antofagasta y la zona norte del país, propiciando una transición energética de peso internacional, dadas las singulares condiciones ambientales y productivas del territorio.
Se trata de un proceso de cambio que, de la mano de la electromovilidad; la producción y exportación de energías renovables; y el desarrollo de tecnologías limpias, permitirá ofrecer un modelo para enfrentar el cambio climático y transformar a la Región de Antofagasta y la zona norte en un centro de referencia mundial para aprender y aplicar conocimiento sobre litio, sales y energía solar, aspirando no sólo al desarrollo de capital humano altamente calificado sino también para asegurar un fortalecimiento del emprendimiento y red de empresas proveedoras con una vinculación a instituciones de todo el mundo que le permitan una inserción en la cadena de valor global.
¿Cuál es la importancia que le ven al trabajo colaborativo y como se ve reflejado este concepto en la propuesta de ASDIT?
La colaboración es uno de los valores estratégicos de ASDIT, buscando una articulación transversal de los actores del ecosistema, particularmente con las empresas, la enseñanza, los emprendedores y las comunidades. Aquello significa proyectar un modelo de gobernanza colegiada que integre las distintas y diversas visiones de los integrantes del ITL, buscando el resguardo de la neutralidad y cautelando la existencia de conflictos de interés.
De esta manera, la propuesta de ASDIT contempla al ITL como una federación de unidades de investigación/aplicación Industrial/negocios, permitiendo una estructura horizontal, flexible y liviana que considere las necesidades y características de cada cadena de valor. Ello asegura una interacción autónoma, resguardando una cooperación que potencie la capacidad de cada institución sin descuidar los resultados y logros conjuntos. Lo anterior será posible con una política de compliance, de resolución de conflictos y controversias de interés y de transparencia.
Además, contempla un mecanismo de identificación, formulación y generación de proyectos que permitirá generar una cartera de iniciativas, siguiendo los principios de: sobre-suscripción y competencia, invitando a los actores clave a presentar propuestas de actuación; y co-inversión de empresas, entidades y el mismo ITL.
¿Cómo creen que puede aportar este instituto a potenciar a Chile como un país más potente en términos de energía sustentable?
ASDIT concibe a la zona norte y a la región de Antofagasta como un laboratorio natural único para consolidar sectores estratégicos la sociedad actual: una minería sostenible de cobre, litio, molibdeno, cobalto y otros elementos; la energía solar, el recurso hídrico; y el hidrógeno verde como un combustible del futuro.
Para ello, las regiones involucradas verán fortalecido su ecosistema local, requiriendo y desarrollando una nueva infraestructura de apoyo a la innovación e investigación, así como nuevos perfiles profesionales y técnicos, lo cual tendrá un gran impacto en el desarrollo de nuevas empresas, capital humano y empleo. De esta manera la minería sustentable y con bajas emisiones es el puntal para desarrollar una producción competitiva de energías renovables en el mundo, contribuyendo así a la adopción de más tecnologías para la electromovilidad en el mercado internacional. Ello permitirá que hacia 2030 Chile pueda constituirse en un polo habilitador de la economía sustentable mundial.